domingo, 8 de junio de 2008

CAMBIOS

"Time may change me
But I can't trace time"
David Bowie - Changes

Ha sido una semana movidita. El martes pasado me mudé del hotel a un apartamento, así que aquí estoy, en la que ha de ser mi morada en los próximos tres meses (imshalla, como dicen aquí, o lo que es lo mismo, si dios quiere).

Bastante trabajo, hacerme a mi nuevo piso, más fiestas de fin de semana.. y van pasando los días, dos semanas ya.

Muchos pequeños acontecimientos... las amistades espontáneas y fugaces de los viajes, la unión en la confidencia de quienes, por unos días, no tienen pasado, ni entorno más que el de los compañeros de viaje... penúltimo día en el hotel, de repente esta persona, de semblante tan alegre los días anteriores, se suelta, los ojos se le humedecen un poco, lo justo para dejar salir la emoción contenida, pero sin montar un espectáculo... "perdonad que os cuente esto a vosotros ahora, pero aquí no tengo a nadie más y necesito soltarlo"... y lo entendemos, claro que lo entendemos, y la prisa por volver a la habitación porque ya hay sueño y mañana espera un largo día de reuniones e informes hace un elegante mutis, nos quedamos ahí escuchándolo.. porque es lo que necesita, que alguien lo escuche.. sí, lo que le acaba de pasar es una putada, estas cosas del corazón, qué enrevesadas son a veces... así que lo escuchamos un buen rato, y luego, en un pequeño pase de magia, cambiamos de tema, nos echamos unas risas, pasamos un rato divertido, y cuando cada uno se va por fin a su habitación, uno no siente que haya echo un favor... uno se siente un privilegiado por haber compartido un trozo de la vida de otro, de un cuasi anónimo que por unas horas se convierte en el compañero de camino al que se le ha vaciado la cantimplora, y no hay lazo más fuerte en ese instante que el turnarse cada uno para darle de beber de la suya.

Y luego unos se fueron y otros vinieron. Dos fiestas en una noche, no me puedo creer que esté volviendo a casa a las 5 de la mañana... el resto del fin de semana tranquilito, me lo prometo a mí mismo y cumplo bastante. Y vuelta el domingo (aqui se trabaja de domingo a jueves) a la ¿rutina? de la oficina. Dios santo, es cierto, la sensación al ir esta mañana ha sido de rutina... es increible.. lo rápido que nos acostumbramos, lo rápido que olvidamos, lo rápido que volvemos a recordar para luego volver a olvidar, lo rápido que nos ilusionamos, lo rápido que nos cansamos... qué constancia en la volubilidad.

Tanto que por un momento uno teme haber olvidado la espera. Pero no, está ahí, anclada, firme. No, no ha cambiado. A pesar del pinchazo, hoy, del silencio. Breve, ligero. Tu dolor es mi angustia, tu angustia es mi dolor. Yo no lo quise así, sucedió. Pero así lo quiero ahora. Y estoy en paz con ello. Determinado y en paz. Tu felicidad será mi oasis cuando hayamos aprendido lo que sea que tengamos que aprender.

¿Mañana? ¿Dónde estaremos mañana? ¿Dónde nos llevará el viento que sopla en nuestras velas desplegadas, ese viento que sin saberlo exhalamos nosotros mismos durante el sueño?

¿Querremos despertar algún día?

2 comentarios:

erico dijo...

Sí, este fin de semana he ordenado mi cuarto. Llevo en Londres sólo siete meses, y es alucinante la de papeles que he podido acumular; el poquito tiempo que hace falta para crearse una vida. Vaya pasmo :-0

Marta Rey Babarro dijo...

Loic, te dije hace años que leería tu blog. Y ahora, después de haber conseguido que por fin funcione Internet en casa y no estar chupando de la del vecino, me he ido a mi barra de favoritos, he pinchado en Loic, y te me he leído, con dos años de retraso, todo tu blog. Y es curioso, muy curioso, que la última vez que hayas escrito en él hayas hablado de un desconocido que necesitaba que le llenaran la cantimplora de atención, la que tu le diste. Digo curioso porque ese pasado con ese extraño engancha sorprendentemente con mi presente, y engancha contigo en rellenar mi cantimplora una y otra vez en los últimos meses, hermanito. Curioso, hermanito, muy curioso. Sigue escribiendo, Loic.